26 ago 2012

Ellen y TJ, capítulo uno.

¡Hola! Bueno, estaba casi segura de que os había hablado de mi nueva historia, en un blog nuevo... ¡pero al parecer no! :O

La historia se llama "Ellen y TJ". ¿De qué va? Todo el mundo que me pregunta se debe quedar con una cara un poco de "ah, pues vale" cuando intento explicárselo, porque... no sé, no es que digas "es una historia sobre el destino del mundo en un futuro catastrófico", ni "la vida de fulanita cambió cuando tatatá, y ahora ella sola debe noséqué". No. Esta historia simplemente... bueno, habla de Ellen y de TJ. Es su historia, única.
Quería que le dieseis una oportunidad, porque aunque supongo que esto está muy mal, me encanta esta historia casi más que ninguna otra, le tengo un cariño increíble y es de mis favoritas.
Aquí os dejo el link al blog (aunque tenéis arriba, donde las pestañas de las distintas páginas, un link directo a él) y el primer capítulo. Espero que os guste.

http://ellenytj.blogspot.com.es/

UNO

Mi mejor amigo. Redacción de Ellen McKenzie.
         Introducción
Se llama TJ; mi mejor amigo, digo. Como la profesora (la única que debe leer esto) ya sabe su verdadero nombre, lo omitiré. Si lo pusiera por escrito me mataría. Y no queremos que me mate.
Nos conocemos desde que somos pequeños; casualmente (esto es súper romántico) nos mudamos a la vez a casas juntas. Bueno, el llegó un mes antes, pero por suerte para él aparecimos mis padres, mi hermana y yo, y le salvé la vida. Teníamos nueve y ocho años (él es de enero y yo de diciembre, así que pasamos poco tiempo teniendo la misma edad). Congeniamos enseguida gracias a mi gran y potente personalidad, que atrae a todas las miradas.
Nos hemos peleados muchas veces, pero es tan bueno y está tan cuerdo que siempre nos acabamos perdonando. O bueno, él me perdona a mí.
         a) Por qué es tu mejor amigo/a.
Primero, por lo de la mudanza. Fue la primera persona que conocí en este lugar infernal desconocido. Luego, en el cole, empezamos a jugar juntos. Los otros niños no nos hacían mucho caso a ninguno (y eso que yo era terriblemente adorable). Luego descubrí que con él se puede hablar de veras y que está muy bien escucharle. Me gusta el sonido de la voz de TJ. Ahora que le ha cambiado, más. Es relajante.
Segundo, porque por mi décimo cumpleaños me dejó entrar indefinidamente en su casa del árbol. Ahora seguimos yendo allí, aunque está claro que de pie, lo que se dice estar, pues no, no estamos.
        b) Qué cualidades y qué defectos tiene tu mejor amigo/a. Di tres.
La primera cualidad es obvia: está muy bueno. Esto de crecer le ha sentado fantásticamente. Y me encanta su pelo rubio brillante. Y tiene unos ojazos marrones que te mueres. Es como el príncipe azul pero sin el egocentrismo.
La segunda cualidad, aunque puede ser un defecto cuando me pone de los nervios, es que es muy, muy paciente. Y bueno. Demasiado bueno, diría yo.
La tercera cualidad es que no es, para nada, superficial. Es lo más contrario a superficial que existe. Eso lo valoro muchísimo.
El segundo defecto de TJ es que me pega en las manos cada vez que me muerdo las uñas. Una vez me cambió el pintauñas por pegamento y no pude quitarme el sabor de la boca en un año entero. Todavía estoy enfadada por aquello.
Y el tercer defecto de TJ es la horda de orcas de Mordor (chicas) que le siguen y le miran en todas partes por su increíble atractivo (lo que confirma que: a), no estoy loca por la primera cualidad que he escrito, que no solo soy yo la que piensa eso de él; y b), que ellas se dejar cegar por su rubiedad).
         c) Tiempo estimado de duración de esa amistad.
Siempre.
Firmado: ELLEN McKenzie
PD: debería mencionar ligeramente a Emma aquí, por si pregunta. Ella también es maja y eso. Ah, y un poco a Greg, que no quiero que se enfade.

Le entregué el trabajo a la profe ayer. Nada más llegar sé que está leído y corregido: clava sus ojos en mí.
            ―¡McKenzie! A ti te quería yo ver. ¿Es que no eres capaz de escribir una redacción seria?
Soy la única persona en el mundo mundial a la que esta mujer llama por el apellido. Lo juro. El resto son Matt, Lisie, Nick... y yo McKenzie. Ush. Absurdas y lejanas raíces escocesas que no me abandonarán jamás.
De todas maneras, con la estupidez que ha mandado de ejercicio no sé qué quiere que escriba. Se supone que tenernos dieciséis años, no cinco.
TJ me mira desde la otra punta de la sala. La cruel mujer nos separó para que me concentrara más (cosa que no ha sido posible). Él enarca una ceja y yo me encojo de hombros despreocupadamente. Sé que me entiende.
            ―No sé de qué te ríes, TJ. Tú eres el protagonista –sigue esa mala mujer.
            ―Lo imaginaba –murmura entre risas Míster Ombligo-del-Mundo.
            ―¿Qué? –me hago la tonta y paso de él a la vez―. Pero si está muy bien escrita. Y soy súper sincera. Y no hay ninguna palabrota.
Me permito reírme porque sé que con ella puedo; entiende mi pequeña y lenta venganza por el temita de mi apellido, el cual me tiene hasta el flequillo. Es como un reto silencioso y secreto: yo me comporto alegremente, tal y como soy, y para ella, si quiere, puedo ser McFruty.
La mujer pone los ojos en blanco como si tuviera treinta años en vez de trescientos.
            ―Ya. Pero la seriedad es algo que valoro mucho en esta clase y tú no te lo... ―blah, blah, blah... Eso es lo que escucho salir de su boca. Su pequeña y fina y arrugada boca.
***

MI MEJOR AMIGA. POR TJ HUDSON.
         Introducción
Mi mejor amiga se llama Ellen. La conocí cuando me mudé aquí, ella lo hizo poco después. Puede que al principio me acercase a ella porque estaba solo, pero enseguida me... cautivó. Tiene un algo especial que te hace cogerle cariño enseguida. A lo mejor es que parece que viene de otro planeta el 70% del tiempo, no sé.
Es muy cabezota y algo quejica, pero, como he dicho, le cogí cariño: no puedo evitar pasarle las rabietas por alto, aunque esto suene condescendiente.
      a)   Por qué es tu mejor amigo/a.
Por su personalidad. Y por sus ojos. Pero sobre todo por su personalidad.
      b)   Qué cualidades y qué defectos tiene tu mejor amigo/a. Di tres.
Cualidades :
―Sus ya citados ojos: son preciosos. No hay más que añadir. Bueno, sí, quizá su pelo, el que, por cierto, cambia de color. Sé de qué hablo.
―Se pone roja cuando se ríe, cuando se enfada, cuando le da algo vergüenza, cuando le das un corte y hasta cuando llora. No es el típico “rojo adorable” de los libros y las películas, mejillas y ya; no: toda la cara, color más bien fucsia-congestionado. Pero a mí me encanta. No sé, es raro. Como ella.
―Eso, que sea rara, como ella se autodenomina, aunque a veces le suponga un defecto; pero yo prefiero decir especial, suena mejor y es más verdad. No es como nadie que conozca, ni siquiera como Emma, la que por cierto también es mi amiga. Ellen es algo infantil, graciosa, loca e imaginativa. Si es mi mejor amiga y estoy escribiendo aquí esto es por alguna razón.
―Ah, otra cualidad-defecto: se inventa palabras. A veces bien, porque consigue términos para describir cosas que no existen, pero a veces mal porque puede hacer que te sangren los oídos. ¿Un ejemplo? Me llama “rubioso”.
Defectos (como ya he puesto dos medios arriba, ahora solo pongo dos):
―Se muerde las uñas.
―Es ligeramente posesiva con cosas de lo más raras. Por ejemplo: las canciones. ¡Una canción no es de nadie! No puedes coger y “pedirte” una canción. Me pone de los nervios.
      c)   Tiempo estimado de duración de esa amistad.
Estoy prácticamente del todo seguro que siempre.
***
TJ no deja de mirar a Ellen desde el final de la clase. La chica aún intenta convencer a la profesora de que todo lo que ha puesto en la redacción ha salido directamente del fondo de su gran corazón. Sonríe, divertido. Se muerde la lengua para no gritarle nada acerca de su modestia y mira a Greg, su amigo y compañero de mesa.
            ―¿Sobre quién has escrito la carta? –le pregunta el chico de las gafas negras, a conjunto de su flequillo despeinado. Se las ajusta con un dedo despreocupadamente y TJ sonríe, porque es un gesto demasiado típico en él.
            ―Sobre Ellen –se encoge de hombros, aún con esa sonrisa.
            ―Ya. Lo sabía. Al fin y al cabo, ¿quién puede competir contra ocho años de relación?
El chico rubio sonríe.
            ―Venga, no te me pongas celosón –le da un ligero codazo, riéndose. La próxima la escribiré de ti y de lo muchísimo que te aprecio. Tenemos una bonita historia, ¿no crees? Muy romántica, y todo eso...
            ―Cállate, imbécil. Oye, ¿y qué defectos has puesto de ella?
            ―Las uñas.
            ―Qué pesado eres, deja sus uñas en paz. ¿Solo has puesto eso? Si eran tres cosas.
            ―También sobre su obsesión con sus cosas. Ya sabes, no es normal. ¿Y tú, a quién has puesto?
Greg saca su hoja y se la pasa sin mirarle.
            ―Para no quedar como un estúpido por ponerte a ti, hablé ayer con Emma e hicimos trampa juntos.
            ―Que bonito.
            ―Ha sido algo difícil, porque ya sabes lo simpática que no es Emma, pero... Bueno. He conseguido decir tres cosas buenas de ella y que, además, sean verdad. Pero claro, nadie me valora eso...
            ―¡McKenzie, que no! ¡No te quitaré ese seis por mucho amor que hayas puesto al escribirlo!
            ―¿Y si se lo demuestro? Para que se cerciore de que es real –Ellen se levanta y mira a TJ de reojo, sonriendo como una tonta.
            ―Como se te ocurra cruzar la clase y demostrarme ese amor que le tienes a TJ, te juro que te echo.
Ellen se deja caer de nuevo en la mesa y TJ suelta una carcajada.
            ―Por cierto, no sé la de veces que te he dicho que ni hace falta que firmes, ni que en las redacciones no se pone posdata, McKenzie. Es solo una redacción.
            Ya se lo he dicho, para mí ha sido una forma de exprimir mis sentimientos, sacados desde lo más profundo de mi alma, y...
La profesora la fulmina con la mirada, Ellen se recuesta sobre la mesa refunfuñando y la pobre mujer se pone a comentar más redacciones.


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